Como expone Luis Rodríguez, presidente del BCC-Grupo Cajamar, las entidades bancarias tenemos el reto de seguir ajustando nuestros modelos de gestión a los nuevos requerimientos y funciones de la intermediación financiera. “En el Grupo Cooperativo Cajamar apostamos por un modelo de negocio sostenible en sus tres dimensiones esenciales: en la económico-financiera, en la social y en la ambiental, desarrollando buenas prácticas de gobernanza, manteniendo los adecuados recursos de capital para hacer frente a las nuevas exigencias regulatorias, creando nuevas formas de finanzas inclusivas y de protección al cliente, y avanzando en nuestro compromiso inequívoco con el entorno facilitando la creación de valor compartido, el beneficio mutuo y el desarrollo territorial”.
Se trata del cuarto año que se utiliza esta metodología de reporte, dando así respuesta a las expectativas de los grupos de interés y a cómo gestiona nuestro Grupo los riesgos y articula su modelo de negocio en base a la utilización de los cinco capitales: capital financiero, capital industrial e intelectual, capital humano, capital social y relacional, y capital natural. Al respecto, sobresale la importancia del gobierno y de la cultura corporativa como elementos diferenciales de nuestro modelo de negocio respecto al conjunto de la industria bancaria. Un modelo de negocio fijado al territorio, ligado a la economía social y cooperativa, al sector agroalimentario, así como al fomento del desarrollo local sostenible, destacando la cercanía como principio fundamental.
Como novedad, este año ha incorporado el análisis de los riesgos y oportunidades derivados del cambio climático, conscientes de la repercusión que tendrá en el sector primario, estratégico en nuestra actividad, y que suscitará importantes cambios en la industria bancaria y las finanzas sostenibles.
Sobre ello, como apunta el presidente de nuestro Banco, “los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda de la Sostenibilidad deben ser nuestro horizonte común para los próximos años, alineados siempre con los principios y valores éticos que derivan de nuestra naturaleza social de base cooperativa, de nuestra misión y visión, de nuestro sistema ético de gestión, y de nuestro convencimiento relacionado con la promoción de la economía social como modelo socioeconómico que tiene como objetivo poner los recursos económicos y financieros al servicio de las personas y de las buenas ideas”.
Asimismo, el proceso de globalización y los cambios tecnológicos afectan de forma vertiginosa a todos los ámbitos de nuestra vida, incorporando nuevos patrones de comportamiento a los que la sociedad y la economía han de dar respuesta. Sobre este tema, Manuel Yebra, consejero delegado del BCC-Grupo Cajamar, señala que el proceso de transformación digital en el que estamos inmersos está modificando tanto los procesos y sistemas organizativos como la forma de entender los canales y la distribución bancarios.
Es decir, tenemos que adaptarnos, con nuevas formas de trabajar, a los nuevos requerimientos de nuestros clientes con un servicio cercano, de calidad y de confianza. “Somos conscientes de que las nuevas tecnologías son nuestros aliados a la hora de proporcionar un mayor valor para nuestros clientes, socios y accionistas; pero también para tener garantías de que nadie se queda en el camino, a través de la inclusión financiera, y de que se cumple nuestra máxima de crecer junto a nuestro entorno, a través del apoyo a los sistemas productivos locales, especialmente los de base agroalimentaria, al desarrollo local, a la economía social y al cooperativismo”.
Es por ello que nuestro Plan Estratégico 2018-2020 tiene como objetivo seguir fortaleciendo la situación económico-financiera del Grupo Cooperativo Cajamar, dotándolo de los recursos económicos, materiales, humanos y organizativos necesarios ante este nuevo escenario, y aprovechar las oportunidades derivadas de nuestros elementos diferenciadores y de nuestras ventajas competitivas.
“Nuestras oficinas están en proceso de evolución para dar respuesta de forma paulatina a los requerimientos de este nuevo escenario. De ahí que debamos convertirlas en espacios de asesoramiento, de gestión y de inversión, con profesionales preparados para trabajar en un entorno profesional muy diferente al de años atrás, manteniendo nuestros valores y nuestro compromiso con los clientes. El objetivo de este nuevo modelo de oficinas es proporcionar más valor para nuestros socios y clientes; y con este planteamiento, basado en una menor densidad de oficinas, si bien más operativas y más avanzadas tecnológicamente, pretendemos alcanzar un mayor equilibrio territorial y estar presentes de forma más homogénea en todo el territorio nacional”, concluye Manuel Yebra.
De ahí que, desde la singularidad de nuestro modelo de banca cooperativa, identifiquemos las claves del proceso de cambio social y tecnológico para seguir aportando soluciones financieras adecuadas a las nuevas necesidades y demandas de nuestros socios y clientes, poniendo en valor nuestro capital cooperativo, y reactualizando nuestros compromisos éticos y sociales en beneficio del conjunto de la sociedad a través de nuestro decidido apoyo a la economía social, a la economía productiva, al sector agroalimentario y al desarrollo de los sistemas productivos locales.