La gestión del agua de riego es, sin duda, uno de los ejes fundamentales de la agenda de innovación y transferencia de nuestros centros experimentales, una plataforma de difusión de conocimiento y tecnología de referencia en agricultura mediterránea basada en el contacto permanente con todos los agentes de la cadena de valor.
La agricultura española ha demostrado durante las últimas décadas una gran capacidad de adaptación, lo que se ha traducido en un intenso proceso de modernización y en una mejora de su posición competitiva, así como en un fuerte crecimiento de las exportaciones.
Para el Grupo Cooperativo Cajamar el balance global de estos últimos años también ha sido muy positivo. Hemos vivido todo este proceso con una gran implicación e intensidad, acompañando a las personas y empresas que integran la cadena alimentaria en sus proyectos de crecimiento y en sus acciones de internacionalización, fomentando la innovación y la profesionalización del sector con la generación y transferencia de conocimiento.
Pero nuestra inquietud, inconformismo y voluntad de mejora nos obliga a mirar permanentemente hacia el futuro. Y lo queremos hacer de manera conjunta y colaborando con los distintos agentes con los que compartimos intereses comunes. Desde los investigadores, técnicos y divulgadores, políticos y funcionarios, a los profesionales que dirigen y gestionan las diferentes organizaciones y los empresarios que intervienen en cualquiera de las fases de la cadena: producción, transformación, distribución e industria auxiliar.
Nuevos modelos de aprovechamiento
La producción de alimentos es la actividad económica que más agua demanda en todo el planeta, ya que puede suponer entre el 70 y el 80 % del consumo total de agua en el mundo. Si bien una parte significativa de los países desarrollados tienen resueltas sus necesidades de suministro, y su preocupación se orienta hacia completar el ciclo de vida del agua con el menor impacto posible para el medioambiente, los de clima más cálido, los que tienen una mayor densidad de población y los que aún están en vías de desarrollo presentan con mayor o menor intensidad problemas de abastecimiento.

Diversos factores nos hacen pensar que cuadrar la oferta y la demanda de agua va a ser cada vez más complejo, ya que por un lado el consumo no para de crecer y la oferta es más variable e impredecible. En nuestro país, la agricultura, el turismo y una creciente población son demandantes de un recurso que no es precisamente abundante en estas tierras y que requiere de una adecuada gestión para asegurar su disponibilidad. Además, nuestra geografía hace que existan notables diferencias entre las regiones más meridionales, con situaciones de déficit periódicas y cada vez más frecuentes, y las del norte, que hasta ahora no se habían enfrentado a este problema pero que recientemente han empezado a ser conscientes de la necesidad de ser previsores de cara al futuro.
Algunas medidas que podrían contribuir a la búsqueda de soluciones serían:
- Mejorar las infraestructuras de almacenamiento y distribución para evitar las pérdidas no deseadas.
- Optimizar el consumo humano, de la industria y, muy especialmente, de los cultivos. En esta línea, las posibilidades que ofrece la digitalización del sector agrario son muy interesantes, al poderse medir la demanda real de los cultivos y aplicar solo la cantidad que va a ser aprovechada por las plantas.
- Considerar otros sistemas de almacenamiento de agua en épocas de abundancia. La construcción de grandes embalses está muy limitada, pero la recogida en pequeñas cuencas y, sobre todo, la recarga de los acuíferos subterráneos permitirá incrementar considerablemente los recursos disponibles.
- Incorporar fuentes no convencionales de suministro y, muy especialmente, la desalación como alternativa para las zonas costeras.
- Facilitar la integración de las energías renovables en todo el ciclo del agua.
- Adaptar los modelos de gobernanza del agua. El modelo actual de distribución de los derechos de uso está basado fundamentalmente en criterios históricos, cuando se podría gestionar en base a criterios de carácter de utilidad social, ambiental y económica. Todo ello partiendo del principio de que un buen uso permitiría disponer de recursos suficientes para todos.
- Y también se deben fomentar los intercambios entre usuarios de agua, para que el recurso se pueda emplear en aquellas actividades que generen un mayor valor para la sociedad. Intentando siempre maximizar la utilidad y evitando que nadie se vea perjudicado.
No solo tecnología: conocimiento y anticipación
Ante semejantes retos, en el Grupo Cooperativo Cajamar tenemos el compromiso de buscar nuevas fórmulas de colaboración estratégica con organizaciones y personas con las que compartimos una misma visión del futuro. Porque la responsabilidad de conseguir suficientes alimentos para todos es tan ambiciosa y relevante para la humanidad que tenemos que ser capaces de atraer a las mentes más inquietas y talentosas. Especialmente a los jóvenes que tienen una mayor habilidad para diseñar nuestro porvenir.

Promoviendo la participación activa de agricultores, profesionales y empresas en los diferentes programas de I+D, y colaborando con otras entidades, instituciones académicas y centros tecnológicos para reforzar y ampliar sus trabajos de investigación y experimentación, en el contexto de la estrategia europea ‘Horizonte 2020’.
De cara al futuro, el trabajo desarrollado en nuestros centros experimentales se dirige a las cuestiones relativas al uso intensivo de tecnología, la generación de valor añadido, el aprovechamiento económicamente viable y ambientalmente responsable de los recursos disponibles, y la diferenciación comercial como herramienta competitiva de primer orden en el mercado global.
Además de profundizar en una línea que últimamente ha sido muy activa en la edición de publicaciones y en la organización de jornadas, más recientemente hemos comenzado a desarrollar e implementar diversas herramientas de impulso a la generación de un tejido empresarial viable y sostenible en esta área, a través de una incubadora de ideas y proyectos empresariales.
Esperamos que todas estas iniciativas consoliden la apuesta decidida por la transformación del modelo de gestión del agua, ayuden a sumar esfuerzos, articular a los diferentes actores y, sobre todo, a avanzar hacia soluciones que garanticen la sostenibilidad del recurso en cantidad y calidad suficientes.