El impacto de la actividad de cualquier organización se puede definir como el conjunto de los efectos a corto, medio y largo plazo de aquella sobre el conjunto de la sociedad. No obstante, debido a las diferencias de durabilidad y a la dificultad de la medida de cada uno de esos efectos, podemos entender el impacto de una organización como el resultado que a largo plazo esta genera en la sociedad, medido según las expectativas, valores y patrones que en cada momento comparten los ciudadanos.
En el caso del Grupo Cooperativo Cajamar, nuestra naturaleza cooperativa y modelo de negocio basado en la economía social, en el desarrollo local sostenible y en la vertebración del territorio, generan unos lazos mucho más estrechos y refuerza nuestra actividad como soporte a la economía real y productiva. En este sentido, nuestro Informe de Impacto Socio-económico y ambiental mide el impacto sobre el PIB de las principales partidas de gasto de nuestro Grupo, así como la cuantificación del efecto de su actividad financiera sobre la actividad productiva en España en 2016.
Contribuir al desarrollo socioeconómico de la sociedad
Determinar el impacto es complejo, especialmente por las numerosas interrelaciones existentes entre la organización y la sociedad, a las que hay que identificar y cuantificar. Así las cosas, un impacto neto positivo contribuye a aumentar la legitimidad de la organización, su reputación, el grado de cumplimiento de su misión y el alineamiento de sus objetivos con las expectativas de sus grupos de interés y, en general, con las del conjunto de la sociedad. En definitiva, es el resultado o impacto alcanzado el que consolida y ratifica lo que se ha venido a denominar como licencia social para operar. O lo que es lo mismo, la aceptación y el reconocimiento sociales de una organización por parte de los ciudadanos y del entorno en el que desarrolla su actividad; sin la cual no puede alcanzar una sólida reputación.
En términos generales, y de acuerdo con nuestra misión, en el Grupo Cooperativo Cajamar aspiramos a contribuir al desarrollo socioeconómico de la sociedad, promoviendo la generación de riqueza y empleo, y contribuyendo a la vertebración funcional y territorial de la sociedad a través de su responsabilidad y compromiso financieros. Dicha responsabilidad y compromiso implican un modelo de negocio que contribuye a promover transformaciones duraderas en su entorno, que facilita y promueve la inclusión financiera, el desarrollo local sostenible y la fijación de capital al territorio.
Nuestro Grupo Cooperativo Cajamar, a través del valor distribuido, es decir, a través de nuestra actividad netamente empresarial, en 2016 contribuyó al PIB español con 1.172 millones de euros, lo que en términos porcentuales supuso un 0,1 %. Por su parte, generamos 15.210 empleos directos, indirectos e inducidos en España.
Desde el punto de vista de los efectos de la actividad de financiación de los distintos sectores productivos, nuestro Grupo contribuyó con 8.019 millones de euros al PIB español (0,7 %). En concreto, mantenemos nuestra posición predominante en el sector agro (sector agropecuario más industria agroalimentaria) pues el 12,7 % de la producción del sector en España depende de la financiación del Grupo Cooperativo Cajamar.
En cuanto a la huella de carbono, la actividad de nuestro Grupo generó 2.084 toneladas de CO2 equivalentes, cifra sensiblemente inferior a la del año anterior. De hecho, toda la energía eléctrica consumida por el Grupo Cooperativo Cajamar procedió de fuentes renovables. Los avances logrados en materia de eficiencia y uso de renovables nos han permitido conseguir en una magnífica calificación (la tercera entidad financiera española) en términos de huella de carbono por parte del CDP (‘Carbon Disclosure Project’).