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Nuestro Grupo Cooperativo Cajamar y la Asociación de Parques Científicos y Tecnológicos de España (APTE) organizan el II Congreso Nacional de Bioeconomía, que se celebrará el 14 de junio en el Parque Tecnológico de Barcelona  
La iniciativa comenzó hace dos años y se propone organizar congresos bienales y encuentros entre congresos, como el que celebramos el año pasado en nuestro Centro de Experiencias en Paiporta (Valencia)
 

Con la organización de estos encuentros entre investigadores, emprendedores y profesionales, pretendemos promover un espacio de colaboración interdisciplinar para impulsar la bioeconomía en España y el desarrollo de proyectos innovadores que hagan más eficientes los procesos industriales, reduciendo las mermas y el desperdicio de alimentos y favoreciendo la generación de un nuevo modelo económico sin dependencia de los combustibles fósiles.

Este II Congreso contará con la participación de expertos de primer nivel, como Eleni Zika, responsable del partenariado público-privado ‘BBI JU’ que impulsa la Unión Europea, y Octavi Quintana, presidente de la Fundación Prima.

Además, durante el evento se presentará un nuevo volumen de nuestra colección de estudios Mediterráneo Económico, titulado ‘Bioeconomía y desarrollo sostenible’, en el que participa medio centenar de especialistas nacionales e internacionales, y que ha sido coordinado por tres de los ponentes destacados del congreso: Alfredo Aguilar, de la Federación Europea de Biotecnología; Ramón Vidal, CEO de Biopolis; y Francisco J. Egea, de la Universidad de Almería.

El papel de la bioeconomía en la agenda de innovación y transferencia de nuestro Grupo

En nuestros centros experimentales exploramos el uso de microorganismos para la obtención de productos de valor y el aprovechamiento de residuos agrarios, la alimentación animal y la gestión de efluentes

La bioeconomía propone un nuevo modelo productivo basado en la innovación, en la aplicación intensiva de conocimiento y tecnología a los procesos productivos y en la optimización del empleo de materias primas y fuentes de energía, priorizando el uso responsable de aquellas de carácter renovable.

La agricultura es probablemente la actividad humana más vulnerable a los efectos del cambio climático, por lo que trabajamos para facilitar la adaptación de las prácticas agronómicas al nuevo escenario global mediante la optimización de los procesos productivos y la minimización de la huella de carbono y de agua.

Asimismo, el sector agroalimentario posee un gran potencial de utilización de energías renovables. La tecnología nos permite obtener energías limpias y algunos subproductos esenciales para los cultivos como el dióxido de carbono. En el caso de las producciones intensivas, la recuperación y valorización de la biomasa sin aplicación comercial es otro de los grandes retos abiertos.